sábado, 27 de septiembre de 2014

Seguimos reflexionando

Seguimos reflexionando colectivamente, la realidad a menudo circula más rápido de lo que somos capaces de responder y construir juntos. Los invitamos a continuar esta línea, pensar, hacernos las preguntas que nos tengamos que hacer y poder organizar construyendo las respuestas.
La familia y la escuela.
Dos espacios institucionales, ámbitos estos en los que se plasman las vidas concretas de los sujetos. Ninguno ha escapado a los torbellinos de estas últimas décadas, y somos conscientes de que, permanentemente, aparecen nuevas formas de violencia que dan cuenta de un proceso de subjetivación no sólo en el país, en la región, sino en el mundo. Anclados en la impunidad y resentimientos, que no se solucionan únicamente con más presupuestos en seguridad, sino cómo se detienen las prácticas de abuso que arrasaron con la cultura del trabajo y con la ética.
El problema es cómo y el qué se educa. El papel de la escuela tradicional se enfoca en la transmisión de conocimientos, persigue la formación integral, genera competitividad y rivalidades, con principios rígidos, poco dinámicos y nada propicio para la innovación, etc. Hoy el desafío es construir subjetividad basada en legalidades, hecho que debemos rescatar como cuestión central y ética, el respeto y reconocimiento del otro, de un universo del semejante. La construcción del conocimiento con sentido. Por un lado adultos, (maestros, padres, etc.) con falta de credibilidad y ausencia de futuro y los niños sumergidos en la inmediatez. Una diada muy compleja, pero de ningún modo imposible de reconstruir. Replantearnos tanto docentes como padres, el ejercicio de la autoridad mediada por los derechos y la legalidad, construyendo lo que denominamos confianza básica.
La cuestión es tener en cuenta que no la podemos ejercer sin derecho moral, de esto surge que hay dos formas, la que se pretende imponer desde el punto de vista de puesta de límites, y la que plantea como instalarse desde el punto de vista de las identificaciones internas, con la que trasmite aquel que tiene derecho ético a hacerlo. Kant decía "actúa de tal manera que tu conducta pueda ser tomada como norma universal", simplificando, no le hagas al otro no que no quieres que te hagan a vos. No permitamos que se degrade la moral, no hago esto porque no se hace, porque no se debe, no porque no me conviene. Comencemos por apostar en creer en la palabra del otro, que no pierda sentido.
Pensamos sobre la autoridad y su reconstrucción, poniendo la norma, que también es intrínseca a la constitución psíquica, una legislación que pone el centro en el derecho o en la obligación colectiva, "te obliga a vos tanto como a mí". Este es uno de los debates que nos tenemos que dar hoy también en la escuela. El primer derecho que tiene El Niño es la asimetría protectora, no es la asimetría con el adulto. En la escuela, no somos todos iguales, en cuanto a roles y en cuanto a responsabilidades. No somos amigos de nuestros hijos, somos padres; no somos amigos de nuestros estudiantes, somos docentes; no somos amigos los docentes, somos compañeros de trabajo, que acompañamos a que tengan un futuro lo mejor posible.
Ustedes recordarán, como yo, que cuando éramos chicos, al usar un guardapolvo blanco, sabíamos que algunos límites no se podían pasar. Hoy parecería, que no es así, no está muy claro el principio de autoridad. Es el adulto quien pone pautas y esto debe ser así, por lo tanto, no puede ni debe ser transgredido.
Debemos como escuela contención de subjetividades y de recomposición,
Como país debemos reconstruir una nación de futuro, desde un protagonismo con pertenencia en búsqueda de una identidad la cual no tiene salida individual. Sino colectiva. Esperanza y proyecto compartido.

Psi. Silvia González Capra
Directora Unidad Académica